El cobre, en su estado natural, está cubierto en su superficie por una capa de óxido cúprico -de color café- y otra de óxido cuproso -de color ocre-.
Cuando estos óxidos contactan con el aire y la humedad, se forman unas sales (sulfatos y cloruros) de color verdoso. Estos compuestos son nocivos para los microorganismos, y es por ello que el cobre se utiliza en medicina como desinfectante, fungicida y germicida.
Con la fricción del peine y el cabello se desprende levemente esta oxidación sobre el pelo y cuero cabelludo, suficiente para crear un ambiente nocivo que impide la anidación de gérmenes (ácaros, liendres...) y el desarrollo de bacterias, esporas y hongos.
No existe riesgo de sobredosis de estos compuestos sobre el cabello y su ingesta accidental tampoco constituye riesgo alguno para la salud humana.
Se recomienda un uso frecuente , no requiere tratamiento especial (se puede mojar, lavar, pulir...). Con el tiempo se oxidará de forma natural y adquirirá un tono opaco